Por: Ivonne Castillo La vida nos sorprende con caminos inesperados. Cuando enfrentamos una enfermedad crónica, terminal o el proceso de recuperación tras una cirugía, la pérdida de nuestra salud puede traer consigo un duelo silencioso pero profundo. Ya no somos los mismos de antes, y eso duele. Pero, ¿qué pasa con quienes nos acompañan en este camino? El duelo que no se ve, pero se siente. La pérdida de la salud no solo afecta al cuerpo, también sacude nuestra identidad, nuestros planes y muchas veces nuestra independencia. Esto puede generar tristeza, enojo, frustración y, en ocasiones, incluso desesperanza. Estos sentimientos son normales. Estás atravesando un duelo, y es importante reconocerlo y validarlo. Sin embargo, este duelo no lo transitas solo. A tu lado están tus cuidadores: familia, amigos o profesionales que han asumido el desafío de acompañarte. Ellos también están viviendo pérdidas y cambios. Quizá han tenido que reorganizar su tiempo, sacrificar actividades o ...